13.7.17

A 2000 por hora

Siempre es bueno regresar al viejo blog. Si no vengo más seguido es porque ando escribiendo por otras partes, sentado, con dolor de espalda y todo ese folclore. Tengo a mi vieja lancha coreana tirada en la calle, con el embrague destruido. Tengo un juicio por el que debo terminar de pagar unas cuotas. También tengo un tratamiento odontológico que me está destrozando el bolsillo. Se me suicidaron unas muelas. No hay tiempo, tanto tiempo, para el viejo blog.
No me quejo. En un país (en un universo) donde hay chicos que no comen si no trabajan y son explotados, no hay de qué quejarme.
Proceso mientras tanto la edición en tapas blandas de uno de los textos que terminé de reeditar antes de morirme. Jóvenes entusiastas que siguen a underdogs como yo lo piden bajo ese formato, demostrando un clasicismo que admiro.
Haré lo posible no bien pueda. Mientras eso no suceda, pueden, por muy pocos días, bajarlo gratis en este link.
También está en veremos otro textito que no llega a novela porque no le da el cuero, que si no lo toman para editarlo lo introduciré en un conjunto nefasto que intento una y otra vez armar, en espacios donde nadie duerme y se fuma bastante.
Y ya saben, también de algún modo, y más por necesidad de todos los tipos, reinicié mi tarea de escribir aquello que había alguna vez llamado El cuaderno enfermo que también se puede encontrar disperso acá. Es un txt en progreso, que resulta de una suma de txt que tienen cierta autonomía. Con aciertos y muchos errores. Y donde abundan las mentiras, como debe ser.
Eso es todo lo que se puede contar.
Hasta luego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario